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Coleccionando momentos...

Ramallo, te echamos de menos!!

Viernes. 8.30 de la mañana. Los profesores tardan en llegar a las aulas. Corre un rumor, pero nadie quiere asegurarse de si es cierto o no por si recibe una respuesta afirmativa a su pregunta. Decenas de estudiantes piensan en los momentos vividos con el protagonista de los rumores hace tan sólo unos meses. El miedo a no volver a verlo empieza a invadirnos, y al entrar en clase, el silencio es total. Nadie dice nada, pero todos adivinamos lo que ha sucedido, aún sin querer admitirlo. Preferimos seguir con la venda en los ojos durante unos minutos más, hasta que la noticia se haga pública a nosotros. Desde el final del pasado curso, no ha vuelto a dar clase, y aunque en este nuevo curso ésa era su intención, su cuerpo se lo impide, negándose a responder a los estímulos que su cabeza continúa recibiendo.

Parece latente que todos teníamos esa pequeña esperanza de que el mal tardase en expandirse aún algún tiempo. Desde que nos enteramos de su enfermedad, pronto se hizo una costumbre verle con gorra en clase, aunque este hecho impedía que siguiéramos negándonos a nosotros mismos las evidencias: su integridad física le estaba siendo robada.

Lo cierto es que no sufrirá más, cosa que en verdad me alegra. Si era una excelente persona, que por supuesto lo era, un profesor intachable sin duda. Era más que un buen profesor, era un gran maestro, disfrutaba enseñando. Su cuerpo estaba frágil durante los últimos meses, pero su corazón era enorme, y siempre tenía palabras de ánimo para todos. Doy gracias a Dios por haberme permitido aprender de él aún a pesar de haber sido su último año en la docencia.

Hoy, tras su partida, sé que lo echaremos de menos, y que su hueco en el instituto será imposible de restituir. Hoy y siempre, su reflejo quedará en todos lo que hemos disfrutado de su compañía.

RAMALLO, NO TE OLVIDARÉ

1 comentario

Tomas -

Todos nosotros estamos formados de pedazos de la gente que ha pasado por nuestras vidas. Algunos pedazos son grandes y gratos, porque nosotros hemos tomado la iniciativa de añadirlos a nuestro puzzle inacabado. Otros, mas pequeños, se han quedado adheridos, enganchados en las aristas de nuestra personalidad, aun sin nosotros quererlo ni saberlo. Gente grande, como Ramallo engrandece y añade color, complejidad y belleza al gran mosaico de nuestra vida. Harás bien en reservar un espacio amplio y bien situado a tu "maestro".